A tu puerta me acerqué,
porque por ti me moría;
tú no apagaste mi sed,
yo de amor me consumía:
me fui a otra puerta a beber.
No pueden volver atrás
las aguas de ningún río;
sin detenerse jamás,
huyen, como el amor mío,
que se fue y no volvió más.
Del libro El pozo de
ISABEL MARTÍN SALINAS -Adra-
Publicado en Luz Cultural
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