Me quedo muriendo en el papel
Me quedo bebiendo las sobras.
Una mano enmudece el alcohol,
El humo al tabaco en los girasoles.
Me quedo sin emitir juicios de valor,
Lisonjas, promesas mentiras arriesgadas.
Mientras tú trazas el camino y yo designo las piedras.
Me quedo mirando las libélulas,
los ojos que no difieren de la esquina.
Del edificio en ruinas
que destripa condena,
El abrazo que sueño,
o el sexo que imagino
acariciando mi instinto.
A esa piel, a esa quimera,
a esa desigual razón contraria.
A ese mapa, a esa geografía,
a esa medida sin reglas
que llaman deseo.
ISABEL REZMO -Úbeda-
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