Me contaron que te fuiste muy triste, que llegaron tus hijos a verte desde muy lejos, que te viste feliz por la noticia, que no te levantabas y ni siquiera para abrir tus ojos, que ella permanecía en silencio sufriendo un amargo destino, que pedías a gritos un desconecte, que eran ya todos tus amigos, que hasta el guardia que cuidaba la puerta rompió sus reglas para que él fuera a verte, que después de las horas por fin lo viste y que te dio ánimos, que te pidió que te levantaras, que tu dijiste lo siento, es que no puedo, que el llanto de ambos se oyó hasta los pasillos llegando enfermeras, llegando el resto de guardias, llegando la visita de la Ca-trina; todo en espera, espera para confirmarnos que habías ganado respeto, que habías ganado confianza, que después de las horas terminando la noche empezando la mañana, y terminaba todo.
Reyvik
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