En mi gran peregrinar
Por sendas desconocidas,
penas bien escondidas
volvieron a germinar,
sin poderlas ocultar
pues están a flor de piel.
Amargo sabor a hiel
en mi alma se sostiene,
cuando tú te vas y vienes
de una manera muy cruel.
Cuando estás, es la gloria
y si te vas es la muerte,
mi corazón está inerte
en esta tristísima historia,
convirtiéndome en escoria
conmigo tú, te entretienes,
yo sé que no me conviene
este perenne soñar,
como las olas del mar
viéndote que vas y vienes.
Como el caprichoso viento
da el movimiento a la ola,
tú determinas sola
hacia mí, tu sentimiento,
aumentando mi tormento
cuando te vas de mi lado,
dejándome desolado
el corazón en su latir,
cuando te veo partir
mi amor es sentenciado.
ROBERTO BATISTA PARGAS -Cuba-
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