Buscadas ovaciones, sentimientos
de dulce padecer, calamidades
que muestran, al final, esas verdades,
dañando hasta los firmes pensamientos.
Se quiere resistir tan sólo en tientos,
las cumbres del valor en las edades,
tenidas por no ser de soledades
y siendo soledad en sus cimientos.
Permíteme decirte caro amigo
que ruego por saber como es el mundo,
dejando de mirar, por fin, mi ombligo.
Daré por terminado el errabundo
buscar en el dolor a ese testigo
que hallo cada vez que me confundo.
Julio G. del Río -Valencia-
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