Me dijeron…lo han recogido,
dicen que viene destrozado,
se crucificó en la celda
cuando estuvo cautivo,
no es el mismo… desde que ha llegado,
viene muy enfermito, madre,
creo que morirá…no quiere vivir…
no quiere seguir luchando.
Y me fui a rezar,
era una tarde lluviosa y fría,
se oía caer el agua en el patio,
vi todo lo que había hecho él por mí,
me entregó su alma... en la lucha por la orden,
y cumplió su promesa…
sentí el monstruo del dolor en mi pecho,
como la soledad más amarga.
supe que se moría…y pedí mi muerte…
si él se salvaba y vivía.
Y… mientras rezaba, esperando la llegada
de la buena señora parca…
algo tiró de mi cuerpo y caí desmayada,
me vi en su habitación, donde él estaba,
solo… amargado… lloraba a su sombra,
y su sombra no lo amaba,
y con mis manos… borré de su cabeza,
la tristeza perpetua de su alma…
Y vi… en la bruma del amanecer frio,
a varios caballeros esperando su féretro.
y un frailecillo… salir a decirles amablemente,
lo siento… marcharos…está vivo… no se ha muerto,
y los ojos del diablo… por unos instantes vi,
en la noche oscura…que relucían… fríos y perversos,
más de mis ojos salieron rayos de fuego,
y sentí que había pagado ya… a mi fiel hermano…
lo que le debía y… sentí dentro de mí…la alegría.
FRAN TRO
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