Me llaman loca.
Me llaman ausente.
Extraña-
Me llaman perdida.
Porque perdida en este incienso me hallo.
Perdida en las esquinas, en los moribundos peldaños.
Y me llaman
como el interrogante que trasgrede el curso del río .
¿Donde huir?
Loca, loca de atar
en esta contienda.
Entre ínsulas y lejanas mareas.
Entre una brizna de viento,
el calor que exime la culpa.
Y mi culpa es la locura
que no se encierra en un cofre,
ni si enfría en un mármol,
ni se espesa en una cocina,
ni se secreta en el verso.
Me llaman, loca
cuando en realidad
es la cordura que llama
a mi lecho.
Isabel Rezmo -Úbeda-.
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