lunes, 25 de noviembre de 2013

SIESTA


Hay veces en la tarde
las horas somnolientas
de esta primavera
me adormecen tanto.

Recostada sobre
las blancas sábanas
aromadas aún
con tu perfume nocturno
me atrapan en sus alas
de seda pura y nívea.

Mis quimeras más profundas
que me llevan
a tu mundo
donde tú me esperas.

Siento tus brazos de hombre
estrecharme entre tu cuerpo
susurrándome al oído
cuánto me deseas.

El sol de la siesta
entra por mi ventana
apoderándose de mis sueños
y acariciándome con sus rayos
me hacen percibir que te siento.

Esa siesta anhelante
donde duermo con tu recuerdo
que me deja la ilusión
de que estás cerca.

Esta siesta mágica
de permanecer callada
mientras muy pegada a ti
suspiro tu nombre
entre la almohada.

Esta siesta aletargada
que me dejo mecer por la brisa
y las cosquillas del astro rey
que me ensoñece y seda
me hace estar más cerca tuyo
y no perderte.

Esta siesta adormilada
me seduce hasta tu cuerpo
para sentir como me amas
en esta cama llena
de tu esencia y de tu alma.

Diana Chedel -Argentina-

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