martes, 26 de noviembre de 2013

REPRESIÓN


Me acorrala frenética jauría
de apremiantes impulsos que, cautivos,
mantuve, más o menos inactivos,
en incesante lucha, día a día.

Hijos, en parte, de mi anatomía,
se me sublevan, perros agresivos
que se aprestan a huir por los cultivos
de lujuriantes frutos. Mi energía,

tras años de tensión, de forcejeo,
ha ido disminuyendo, y no poseo
fuerza ni convicción para luchar.

Me siento, en cierto modo, adolescente,
y quebrando el portón del subconsciente,
recobraré la libertad de amar.
 
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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