No supe disfrazar la noche
y me perdí entre las flores
de una parterre estelar.
Estrellas con formas de rosa,
satélites en claveles
de todos los colores.
Y yo perdido.
Donde los pinares
arremeten
con su inmaculado verde,
contra la palidez
de las laderas,
con su gabardina
blanca,hecha de nieve.
Sigo buscando la salida
y entro
en un laberinto
de coronas de muerto
con las flores ya marchitas,
como si fueran trampas
para los cuerpos
mal enterrados
y los ladinos esqueletos.
Y yo, con el vestido
de la noche
en mis manos.
Perdido.
Donde la arena
se esconde
para no ser cristal
y seguir siendo libre.
En el desfiladero
del miedo
que acecha al caminante,
para convertirse
en volcán,
muro de lava y fuego.
Yo,perdido.
Me confundí
entre un rebaño de ciervos
con su cornamenta
llena de cometas,
esperando que al galopar
y dando saltos
el viento se apiade
de ellas
y poder subir al cielo.
¿Qué cielo?
¿Un cielo negro desnudo?
¡Si llevaba yo el vestido!
¡No pude disfrazarlo!
¡Llevaba el traje en las manos!
Pero me había perdido.
No se ni donde estoy.
Perdido.
Siempre perdido.
Traje en las manos,
un cielo negro desnudo
y yo perdido.
Etérnamente perdido.
MIGUEL RUBIO
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