“Escribo para que la muerte no tenga la última palabra”
Octave Uzanne
Se despierta la tarde y me detengo en tus ojos.
Estoy sentada a la orilla de un río,
abrazo tu cintura.
Era noviembre,
con la patria entre mis manos
supe que tenía un futuro
y miles de cosas por empezar.
Caminaba como una gacela
de pies ligeros y desnudos pasos,
con las heridas todavía abiertas
cuando en la ciudad anochecía lentamente.
Simplemente nos dijimos adiós.
A veces me hubiese gustado acariciarte,
miraba las flores, la noche,
el sueño de las estrellas…
con los ojos cerrados viajaba en barco,
a la orilla del mar.
Supe que en algún momento
me ahogaba la tristeza,
entonces decidí escribir para que la muerte
no tuviese la última palabra.
Del libro “Una mujer escribe este poema” de MÓNICA LÓPEZ BORDÓN -Las Palmas de Gran Canaria-
Publicado en la revista Archivos del Sur
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Hace 4 horas
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