Hace frío, o frío,
los acentos a veces no representan el clima,
aunque tiriten
al ver como mueren estos floreros
de aguas infectadas de noche y malos augurios.
Me escapo muchas veces a remo
por la yugular de mis otras vidas
y en cada ataque mis brazos extendidos
rozan los cementerios de miles
de pulmones abiertos en marejadas de aceite.
Cerremos bien las metáforas
¡cerrémoslas!
como lo hacemos con los ojos cuando matamos,
a cada remada,
el corazón obtiene su carné de náufrago
sobre acantilados telefónicos,
con prioridad alta en muros arquitectónicos
que se burlan de la minusvalía de la palabra
en bandejas de entrada personalizadas,
y que son inseparables
de los guardias anti-spam
que en nombre de nuestra seguridad
reducen la expresión
a iconos de papeleras desechables.
Y yo insisto,
con mi cesta repleta de adjetivos
en proclamar a tumba abierta
que somos los hijos desahuciados
de un Dios borracho de infierno y tempestades
hinchado como el vientre de un ahogado
y me desintegro inevitablemente.
Del libro Los muñecos diabólicos de mi caja de pájaros. Premio de poesía Vicente Nuñez 2009. Diputación de Córdoba de Marián Raméntol Serratosa -Barcelona-
Publicado en la Biblioteca
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