sábado, 2 de noviembre de 2013

AMOR DIVINAL

En la presente historia que sucedió en esta tierra, Galindo, que pasaba por ser un hombre católico, de honor y, por ende, de extrema derecha, resultó ser un ateo y un materialista, además de guiñapo, por sus miedos y su proverbial cobardía, propia de los torturadores, asesinos y vendepatrias. Los cilicios, las disciplinas, la culpa y los rezos al largo santoral, a deidades y marías, construían parte de la coraza de su oceánica neuropatía.

Visitó lupanares, alzó el brazo vigoroso, entonó himnos ardientes, predicó con el ejemplo falaz, trabajó poco o nada y, sinceramente, nos hubiera puesto a casi todos ante el pelotón de fusilamiento sin previo juicio militar. Se hubieran salvado, sobraría el decirlo, los que pensaban como él, muy propio de los dictadores. Galindo, por lo demás, en vida fue un don nadie y un fracasado, aunque los dotes intelectuales le sobraban.

Salvador Alario Bataller -Valencia-
Publicado en la revista Todas las Artes Argentina-



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