Alguien ––tras de la luna––
está fijo y esperando
en la noche silente
mi corazón de nardo.
Con guiños seductores
un ojo va en lo alto,
agitando en secreto
crespones de alabastro.
Adentro de mi sangre
––acero, filo y grito––
está fijo y en silencio
aguardando mi llanto.
Alguien en esa noche
medirá, fijo y exacto,
con una voz de plata
la luz, el tiempo y canto.
Marta de Arévalo, Uruguay Del libro “Antología de la Poesía Cósmica
Publicado en la revista Carta Lírica 17
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