lunes, 24 de septiembre de 2012

"LA COMUNICACIÓN: UN NUEVO ESCENARIO PARA UN PERSONAJE ANTIGUO"


Desde los orígenes de su propia existencia, el hombre ha sentido la necesidad de comprender primero el mundo que lo rodea y más tarde de expresar esa percepción, sus sentimientos, sus creencias y sus emociones. Viajemos a la misteriosa Prehistoria, aquella donde el hombre al igual que los niños dibujaba en las paredes de las cuevas símbolos y signos aparentemente simples, por su rudimentaria forma, pero que vistos en su contenido constituyen un mensaje de una cultura en plena formación y desarrollo. Luego llegaron los sonidos onomatopéyicos producto de la propia evolución biológica del cuerpo humano y más tarde la conformación del lenguaje. Cuando se dice más tarde, estamos hablando de miles de años, porque la Prehistoria fue la etapa más larga de la existencia humana y en ella no sólo se conforma el lenguaje sino la conciencia individual y grupal. Desde entonces el hombre comprendió  que la comunicación no sólo formaba parte de su capacidad innata, sino de su instinto de conservación, tanto así que el fin de la Prehistoria se marca con la invención de la escritura. Se puede decir entonces que la comunicación es una ciencia joven, que, sin embargo, se enfrenta al estudio de un fenómeno casi tan antiguo como el hombre mismo.
A través de los años muchas han sido las teorías y debates sobre el campo de estudio de la comunicación. Precisamente la necesidad de enfoques integradores sitúa al investigador en una posición en la que resulta imprescindible hacerse continuamente llamados de alerta, ante el peligro de desviar el rumbo: aquel que trate de asumir el fenómeno en toda su complejidad deberá estar atento y recordarse continuamente lo que se propone como investigador, no sea que se deje llevar por la atracción de otras ciencias, y termine, sin querer, haciendo un estudio histórico o sociológico muy interesante, pero muy alejado de lo que sería una verdadera investigación comunicológico. Por otro lado, quien menosprecie la necesaria integración de saberes extraños, terminará también con las manos vacías.
Es por ello que cuando se habla de epistemología de la comunicación se expone como actividad compleja, como un proceso, como un área profesional y como una disciplina en la cual se tienen en cuenta como base ramas como la sociología, la psicología, la biología, la semiótica, la filosofía, la lingüística, entre muchas otras, que enriquecen  sus teorías, sus concepciones, su investigación y su objeto de estudio, conformando así una ciencia básica e interdisciplinaria de nuevo cuño que tiene su complemento práctico y aplicado, que estudia la comunicación en sus diferentes medios, técnicas y sistemas.
¿Pero cual es el nuevo escenario de la comunicación en el mundo de hoy?
Vivimos en un mundo globalizado donde la información es poder y los procesos comunicativos se imbrican cada vez más con las nuevas tecnologías. Si el siglo XX fue el escenario por excelencia de la prensa, la radio, la televisión y el cine, el siglo XXI es poseído por la furia de Internet. Un medio que ofrece información actualizada sobre el tema más increíble, que desafía las barreras del tiempo y el espacio, brinda comodidad, permite configurar esa información y agregar nuevos contenidos a ese ciberespacio donde todo confluye, cambia y se interrelaciona continuamente.
Es en este ciberespacio donde aparecen nuevamente, de forma más agresiva, la industria cultural, el modelo de usos y gratificaciones con su propuesta de: dinero- amor- belleza, los elementos persuasivos, conductivos y manipuladores de anteriores teorías. Es por ello que en los últimos años se ha desencadenado un creciente interés por los estudios de comunicación en el escenario de las nuevas tecnologías, muchos son los investigadores que se proponen describir, conceptualizar y entender el significado de este novedoso y complejo medio. Y es que no sólo se trata de lenguaje, simbología, información y comunicación, sino del formato en que dichos contenidos se configuran e interactúan. Hablamos de un medio absorbente, capaz de acaparar a los antes mencionados y multiplicar sus discursos, un medio donde se crean y configuran ciberculturas, cibersociedades y ciberespacios que parten del usuario mismo, de su realidad y sus necesidades.
¿De qué hablamos entonces, de un medio comunicativo o de un nuevo hábitat para la vida humana?
Internet  representa una nueva forma de vida y por ende una nueva cultura, donde se exponen la construcción de nuevos contenidos, símbolos, lenguaje, produciendo con ellos alteraciones en las tipologías de los intercambios comunicativos, la relación espacio- tiempo y a su vez las relaciones mentales y cognitivas. Conduciendo con ello a un nuevo modo de entender y conceptualizar la comunicación, la semiótica, la semántica, el lenguaje y la gramática. Pero, no sólo se trata de una nueva forma de comunicación on-line; este ciberespacio  implica una nueva forma de construcción y reconfiguración en la percepción de la vida social a través de emergentes contactos, relaciones y vínculos. Trayendo consigo la enajenación, el llamado intento de “escapar” de la realidad, sobre todo en los adolescentes y jóvenes, que se integran a estas cibersociedades buscando una forma de vida más libre, diferente, apartándose de una existencia real que consideran cutre y ordinaria para refugiarse en los juegos en red,  que alimentan su rebeldía con la prevaleciente competencia, la violencia y los estereotipos virtuales de superhéroes y villanos, que no son para nada baratos, ya que la industria de los videojuegos a alcanzado un creciente auge en Internet debido a la posibilidad de jugar en red a tiempo real con jugadores de cualquier parte del mundo. Estas cibersociedades desarrollan un rechazo creciente a la vida real y se vuelven adictos a la conexión de Internet, hay personas que todo lo hacen a través de la red, por lo que a la hora de tener contacto personal con otros individuos se sienten objetos anacrónicos, incomprendidos. Vuelven al ciberespacio con una imagen errónea de la realidad, catalogando de ignorantes a las personas que no se conectan en la red o que no forman parte de estas cibersociedades. Sin darse cuenta de que en cualquier espacio donde esté presente el hombre ya sea de forma física o virtual, estarán presentes las miserias humanas.

¿Tiene otra cara la moneda virtual?
Otro de los inconvenientes de este ciberespacio son los contenidos que se difunden. Mientras que en las industrias culturales tradicionales la propiedad tiende a determinar el tipo de contenidos que se difunden, en Internet: “prevalece la apertura, la horizontalidad discursiva, la tolerancia, la diferencia, la diversidad, la disidencia y, hasta ahora, la más amplia universalidad temática”. (Islas, 2000). Por ello se dice que es un medio democrático, pero una democracia que propicia la formación de agujeros negros, que en los medios tradicionales dominados por la propiedad no son expuestos. Hablamos de páginas y sitios web comerciales donde se dan cita los estratos más inescrupulosos de la sociedad, en más del 75% de estos sitios se publica y vende pornografía acompañada de objetos y atuendos sadomasoquistas, de tecnología para satisfacer los deseos sexuales, pornografía infantil, orgías, drogas, armas, órganos, películas y videos snuff, se venden niños como objetos para usos obscenos y abusivos… Es una infinidad de propuestas indecentes que enriquecen, alimentan y superan las fantasías de personas desequilibradas mental y moralmente. Un medio o espacio que fundamenta el anonimato, propiciando más que la interacción y la inhibición, el desenfreno y la anarquía de esas personas reprimidas por la sociedad, la familia o por decisión propia. De esta forma da paso al fraude y el engaño, no son pocos los enfermos que se dan cita en el chat con identidades falsas buscando alimentar y satisfacer sus expectativas maquiavélicas. Es cierto que la elección de estos productos y su compra, quedan al libre albedrío del cliente, pero es más cierto aún, que la promoción y difusión de esos vicios en la red corrompe los principios éticos y morales tradicionales de la humanidad.
¿Qué debemos hacer los usuarios?

La Internet es el único medio de comunicación que es capaz de anunciar, vender e inclusive entregar mercancías. Algo que pueda llegar a tener un impacto tan significativo y revolucionario en la vida sólo podría concebirse a nivel de la ciencia ficción, tipo Star Trek, en donde ambientes virtuales como los holodecks o la teletransportación permitirían interactuar personajes reales o ficticios. Pero mientras que tal tecnología utópica no llegue se debe hacer lo posible por mejorar aquella con la que contamos. Estamos en una etapa de experimentación y pruebas, en una interesante época abierta a la imaginación. Donde no debemos ver al nuevo medio como la única herramienta, sino como un instrumento más para enriquecer los elementos tradicionales de las relaciones humanas.
Lo realmente importante es reflexionar sobre algo tan novedoso, original e interactivo, que demuestra el desarrollo mismo de la humanidad, que invita a investigar, a comprender y elaborar nuevos conceptos de comunicación, a percibir  otras formas de sociedad y de espacios en los que el ser humano se relaciona y configura. Todo ello constituye un escalón más de avance en nuestra capacidad creativa, pero esto no quiere decir que debemos olvidar o enterrar el pasado, hacernos dependientes de esta nueva tecnología, ella está para facilitarnos la vida, para hacerla más cómoda, para desarrollar nuestro intelecto, no para controlarnos. Al igual que en la realidad, en el mundo o medio virtual, debemos ser capaces de elegir lo mejor, aquello que no nos corrompa como seres humanos sociales, debemos ser críticos para no dejarnos envolver por estrategias comerciales sin escrúpulos, por estereotipos sociales e individuales vacíos, por una ideología neoliberal, mercantilista, materialista y carente de espiritualidad. Estas son miserias humanas que están en todas partes, el acceso a estos vicios queda al libre albedrio de cada cual, a su conciencia e ideales. Un concepto sólido y definido de la existencia humana y sus propósitos no se corrompen en ningún universo.
Los elementos que distancian y unen a la humanidad van más allá de las nuevas tecnologías, no obstante, se debe abogar por los paradigmas más antiguos, aquellos que nos invitan a la fraternidad y a la solidaridad. No se puede bajo ningún concepto dejar corroer esos paradigmas por el cáncer del consumismo y la dependencia, ante todo que prime el respeto por quienes somos, cada ser humano, cada país desarrollado o no tiene el derecho de soñar y esos sueños son la herramienta más importante para cambiar y transformar la realidad. Esta esperanza está presente en cualquier espacio donde habite el hombre.

MAYDOLL MORALES PÉREZ

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