jueves, 23 de mayo de 2019

PARÁBOLA DEL MES DE MARZO Y EL PASTOR


Marzo, titilante, travieso, respondón,
viejo, unas veces recordado con odio y otras
con agrado por el sufrido campesino y pastor;
¡multitud de ojos desgarrados te observan!

¡Que avalancha de voces hacen rugir tus ríos dormidos!
tus ríos que duermen apacibles, primavera y verano;
al no ser por las locas rebotadas de marzo...
que algunas veces hieren las canículas del siglo.

Hay una fábula antiquísima, que dice
que en una ocasión hizo marzo un trato
con el sufrido pastor: este le dijo así:
-marzo, si te portas bien, te regalo mi mejor cordero-.

Todo marchaba bien, cuando le dijo el pastor:
el día 29, ya se terminó el tiempo, y como todo fue bien,
ya no te regalo el cordero: marzo enfurecido,
le dijo así: -no me hagas esto a mí- pues con dos días
que me quedan a mí y dos que me preste
mi compadre abril, te voy a poner a parir...

Esto será verdad o fábula, pero a marzo
hay que respetarlo: marzo, es dura crin,
cristal de turbia llamarada, madre que tu hijo
no trate de engañarlo, si no quiere ver sus lágrimas.

Que por ventura no niegue su cruz,
que no oculte el arado del llanto, cruz y tierra;
y verá nacer la espiga jubilosa y el pan de mañana;
¿Qué viento insigne mira tus cenizas sepultadas?

RAFAEL CHACÓN MARTEL

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