Hay que tener mucha clase para no hacer guerra en la venganza, para hacer de las migajas el alimento necesario que ponga en marcha esta máquina que tengo tomada por cuerpo y arrancarla cada día. No es fácil pero a diario la vida se me muestra insinuante, me hace de freelance en mis encuentros con lo apático, el asco y la desidia.
Hay que tener mucha, pero mucha entereza para no devolver la moneda con sus cruces y caras, para armarse de paciencia. Se lo repito cada día, a mi mujer más protectora, esa que a veces se olvida de sí misma. Le grito y llora, es desgarrante. Tantas mujeres en una y una sola consigue inundarnos y sacudir nuestros naufragios.
Hay que tener más valor y menos miedo, más amparo y menos celos, MÁS AMOR... Mujeres dentro, por la correspondencia del Kybalión, me pongan orden. La sala está vacía y no hay más ruido que el chascarrillo de nuestros miedos. Ya está bien.
No hay pena. Crisis existencial cada 28 días, ¿qué nos vas a contar?
Hay que tener ovarios.
TANIA MATÍAS
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