miércoles, 14 de agosto de 2019

VIDA


Reluciente y saludable
empieza la vida,
con los ojos bien abiertos para aprender,
y tomar las riendas
de su destino.

Para conocer y sentir
que el amor es como la marea,
que es difícil detenerlo.
Que naufragas y otras
puedes ir contra corriente.

Qué hay que pagar
con lágrimas nuestra
inexperiencia, que el dolor nos hace fuertes.
Y que tenemos que querernos para seguir
el camino.

Que tendrás gérmenes, virus, que te harán frágil
y que si no te cuidas
terminarás en el cementerio.
Para ser un nombre más
en el campo santo.

Que nuestros ojos
se harán pequeños,
nuestra piel llena
de surcos.
Que pareceremos pasas porque todo va
en descenso.

Que llega la amargura
para quien se quedó
como un mueble que nadie usa.
Para quien dejó pasar
su tiempo sumido en el desconsuelo.

Que sus pasos van lento
como tortuga que ya no, es como liebre.
¡Y quisiera volver!
Pero ya es tarde
la cortina del tiempo
nubla tus ojos.

Que la soledad duele,
que decir de los achaques.
¡Ay vida!... Si tan solo
no te fueras tan rápido,
si tan solo te detuvieras
para cumplir los sueños
que siempre llegan.

Pero te escurres como
agua por los dedos,
Y sin querer la nieve llega
con su avalancha.
Para dejar frialdad
en nuestras manos.

Que quieren acariciar
la juventud pero ella
nos dejó cómo amante,
que huye por la madrugada y nos hace sollozar su partida.

Pero mis ansias de volar
no se detienen
ni con el reloj del tiempo.
Aún con las alas rotas
sigo mis sueños,
hasta que la muerte llegue.

Gina Fatima Mora Coloma -Ecuador-

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