Quisiera dormir para siempre
y más aún...
Miedo me da despertar en este
mundo repleto de asedios por
desenliar.
Nunca va todo bien, a veces todo
va un poco menos mal...
Esta cuerda floja que más que para
agarrarse a la fuerza ahorca.
Cómo pesa este rocío vespertino,
que lejos queda el horizonte donde
antaño hicimos nido; con ramaje,
cristal y membrillo.
Perdimos el vuelo y el plumaje
persiguiendo el sueño maldito,
Dejó de ser dulce el viento y en
detrimento del tiempo solo pájaros
viejos fuimos.
Poco o nada importa lo que importaba,
El vino se vuelve añejo o vinagre sin
importarle de quién es la boca del
que lo cata.
Francisco Piñero Furctuoso
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