Siento al viento besar mi osamenta
al descubierto, en la dura tierra
que nunca me ha aceptado...
que tampoco me ha perdonado
porque enterré mis promesas
antes de que hubieran expirado.
Y llorar, mi infame calavera
en sus cuencas vacías y secas
porque no se aflige por sus pecados,
tengo aquello que me he ganado...
los sueños que tanto me pesan
y la esperanza de poder olvidarlos.
Tengo un vacío que dura años
en un devenir tan solitario
como la tumba que me espera,
sin siquiera una insensible estela
que me permita ser recordado
ni que señale, quien era
este pobre desgraciado.
Y no quisiera ser, siquiera
la alargada sombra de mi estrella
marcando un camino sin pasos
que puedan ser caminados
por otros seres sin conciencia
e ignorantes de sus actos,
he de desaparecer, aunque duela
y olvidar, por que he olvidado...
no quiero flores secas
ni un lamento, si este no es tan falso
como lo eran mis quejas
después de ser tan amado.
Luis Maria Saiz
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