Estoy aquí en la montaña, a orillas de mi río
aquí no hay bullas ni escandalosos ruidos;
sólo un un bosques de frondosos árboles mojados de rocío,
con un montón de ardillas y también algún cervatillo.
Entre los cafetos, los cacaos y algún avellano,
que la inquietas ardillas están almacenando;
allá a lo lejos se divisa la gran autopista
del Cibao, con interminables filas de vehículos.
Y las nubes que balan sobre un gato amarillo
¿y tú, eres quien camina por la orilla de mi río?
recuerdo otro río plateado en mi pueblo,
que lo dejaron para siempre dormido...
Aquel río lo convirtieron en pantano
y a sus orillas hicieron playas, que llenan,
de basura los humanos.. y ahora se la disputan
perros, ratas y algunos gallináceos.
Pero este otro río, donde me encuentro parado
no existen ni bullas ni miserias;
este río fluye de la montaña, fresco y educado,
y nos habla de amor y virgen naturaleza.
Viendo crecer a sus orillas algunas cabañas
pequeños bohíos y calliqueques donde
se manufactura el café y el cacao,
la riqueza de esta noble tierra junto al plátano.
Dicen algunos que el río es la vida y la mar
donde descansa y se duerme...
RAFAEL CHACÓN MARTEL
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