jueves, 10 de agosto de 2017

VI


Jamás el corazón tan apartado de su principio
cierra Dios mis latidos, rodeando los pulmones de verbo oscuro

la luz es una manifestación pendiente
Como un puñal caen los días, manos mediocres,
enloquecidas, cercando la destrucción
Nada es posible, lo sé, desde que me aproximé al Sol
y vi que se había rendido

desconozco ya como explicarlo,
si a mí misma me cuesta asimilar los espejos,

la miseria confesa en la expresión,
mi vida agotada en todos sus extremos

el frío inaudito dentro de este calor sobrehumano,
atormentada por volcar la sangre que me justifique

la esperanza, porque la muerte me señala
y parece acercarse la paz que no obtengo

finalmente, en este mundo, alguien en quien creer
cuando nadie me ayuda a calmar la noche

yo ruego, imploro, que la Tierra diga basta
aún hoy, faltando tan poco, basta.

YAMILA GRECO -Argentina-
Compartido por Rolando Revagliatti

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