jueves, 3 de agosto de 2017

PRESENTIMIENTOS


Hoy, madre, te he mirado
Y, como si de un sueño se tratara,
he visto desdibujarse tu cuerpo
entre velos de niebla y humo blanco.

Melodías preñadas de muerte
se confunden con cantos de pájaros
y el claro aire se llena de rumores negros
y suspiros vagos.

La tarde, herida por lanza de sombras,
derrama sus tristes notas de melancolía
sobre la oscura noche del alma rota.

Amasijo de tedio, decrepitud, vacío…
sentimientos sutiles labrados con ansia
durante horas lentas de monótono hastío.

Todo a mi alrededor se torna grave
y de repente percibo muy pequeña
la sala que, en la infancia, me pareciera grande.

El silencio quieto habla de tenues anhelos
y a golpes de lluvia y nostalgia
se derrumban verdades, antaño absolutas,
hoy convertidas en quimeras de secreta magia.

Pensamientos viejos descienden, indecisamente,
hacia verticales laberintos nuevos.

Un tren de minutos eternos,
atraviesa el espacio dorado de infancia
y resurgen del sueño instantes pasados
y la nada se hace presente en la duda de entonces.
– ¿Recuerdas? Yo te preguntaba: ¿qué es el tiempo,
madre?
Tú sonreías, me dabas un beso y a modo de juego,
mientras alisabas mi menudo pelo,
con acento dulce, decías: ¿El tiempo?
El tiempo es misterio, misterio, misterio
misterio escondido tras el firmamento
y yo me dormía, feliz y segura, en tus brazos tiernos…

Del libro LLANTO POR UNA MADRE de Lourdes Soriano Arias -Málaga-
Publicado en Luz Cultural

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