miércoles, 2 de agosto de 2017

MIENTRAS LA CIUDAD DESPIERTA, MÁS OLVIDA EL HOMBRE


Éramos el tiempo idóneo de las grietas,
un cauce de urbes que se olvidaban de sí,
un descuido que rompe, un descuido que pasa,
una caricia entre los muros y tus muros
son la hebra de un rito perpetuo; continúa
con el enfado de los montes, y escupen
al temblor un lugar común, y el agua
se nombra respiradero o artificio, y la madre:
esta ciudad de errores putos como el hambre
éramos el tiempo dentro de la espuma,
un lamento largo y pesado, de un aullido
cerdo y lento que imitan las venas.
Calcamos al revés el origen de las especies
para que saliera la vida, torva y estúpida,
imitando al animal que nacimos siendo
éramos ríos que fueron avenidas,
abismos que fueron puentes,
muertos que fueron sueño,
llanto,
marea

IVÁN VERGARA -México-
Publicado en Luz Cultural

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