Él me miró de pronto
y en sus negras pupilas me vi;
no pude evitar el recuerdo tonto
de que estos ojos me hicieron sufrir.
Pero aquél fue otro tiempo,
recordé,
y pensé en aquellos ojos
extrañamente bellos,
de terciopelo negro,
de misteriosos centellos:
aquellos ojos que tanto amé.
Ojos que a pesar del tiempo
los buscaba en cada rostro
y nunca los encontré.
Hoy estás aquí.
¿Casualidad? No sé.
¿Ironías del destino?
Tal vez.
Pero hoy es otro tiempo,
lo que en tus ojos veo
no es más que un dejo
de profunda melancolía;
ya no es siquiera el reflejo
de lo que fueron un día
aquellos ojos negros
que tanto amé.
CARMEN DOMÍNGUEZ FLORES -MÉXICO-
Publicado en Trinando 14
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