De los envidiosos, he aprendido que la aspiración en sí
es una culpa que se castiga con una decepción repentina,
tu persona es una inmensa fortuna de placeres y dignidad,
los amigos que tuve, elitistas y fríos, codiciosos y prepotentes,
querían parecer modernos y puros
mostrando un odio inhumano contra los fascistas,
si me dejaras, me quedaría sin nada porque eres mi único bien
y mi único honor,
si en el mundo, solo hubiera cruel orgullo e intereses,
yo no sería de aquí sino de otro planeta,
lo mismo que la dulce niña en cuyo amor me refugio.
LUIS RAFAEL GARCÍA LORENTE -Orihuela-
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