martes, 1 de agosto de 2017

INFINITO DELIRIO


Delicadamente besé tus labios, huerto perfecto para ahogar mis deseos, bebí con ojos cerrados tus mieles; fui víctima de la lluvia cálida de tus manos, caían como gotas en mi espalda erizada transpirando aroma de ganas; intentando detener los suspiros, renuncié a ganar con tal de disfrutar tus labios.
Intranquilo deslizaba la mirada descubriendo jardines fértiles para mis besos, sucumbían los deseos ante la impaciencia y como neblina cayeron sobre los tulipanes que pedían ser acariciados y regados con el aliento terso de mil besos, hasta ver brotar los gritos silenciosos del amor en cada poro de nuestros cuerpos.
Desesperados en la tormenta provocada por un beso, se consumían las fuerzas, y reverdecían los anhelos en el vaivén de nuestras olas, el amanecer se adormecía en los besos, y la noche despertaba en los abrazos, en tu mirada se dibujaba el paisaje infinito del delirio, y en la mía, nacía la rosa placentera que solo con amor florece, y con la suspicaz pasión crece ante la mínima gota de nuestros deseos.
Delicadamente te besé con aliento de tus labios, y tú dijiste mi nombre con aroma de mis besos… y mirándonos, entendimos cuánto nos amamos.

Luis Emilio Tiguila Robles -Guatemala-

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