sábado, 5 de agosto de 2017

EL SAINETE DEL INOCENTE Y LA CULTURA


En la Audiencia Nacional, disfrutando de la cortesía de un benévolo presidente de la justicia, Rajoy me recordó los NO-DO del Caudillo por la Gracia de dios, Francisco Franco.

Tras las rotundas afirmaciones de inocencia “Por Dios y por la patria” del presidente del Gobierno de España. Leo  en las páginas de Cultura del diario El País, como “Por las calles de Toulouse, a Federica Montseny se la veía pasear con los zapatos rotos”. Semblanza que me lleva a recordar pasados años, cuando me contaba un consejero de la Junta de Andalucía su relación con la familia de Martinez Barrios en el exilio, allá en París, para trasladar los restos del ministro a Sevilla y depositarlos en el cementerio de la ciudad. Fue un impacto sorpresivo visitar el modesto piso que habitaban los familiares del político sevillano, que fue presidente del Consejo de Ministros y presidente interino de la  Segunda República en el  exilio. Sencilla muestra testimonial que nos pueden servir para otros muchos políticos honestos y transparentes exiliados.

Y me viene esto al pelo tras “disfrutar” de la programación calculada del ya histórico sainete  del presidente del Gobierno ante tan altas como serviciales maneras de la Justicia. Esta que dicen ser igual para todos los españoles. Fue un verdadero alarde su inocencia y despego   de una vergonzante partida de personajes del primer partido del país con altas responsabilidades, por la que  no se ha interesado en 31 años por los muchos dineros sustraídos al erario público para engordar sus apetencias. Extraña ignorancia, vehemente y sin complejos el testimonio del presidente. Algo así como ¿cultura para qué, si somos una gran nación? Sin llegar al caso de Joseph Goebbels y su frase “Cada vez que escucho la palabra cultura acaricio mi pistola”. Es  grito triunfal de ¡Viva la desmemoria!  cuando  aquí le hablan de la ¿Memoria histórica? Responda sin ambages que el pasado no le interesa, pues vive entregado al presente y  futuro,  sin ánimos de deseos y venganza como esos otros de la Memoria histórica que no cesan en recordarle las cunetas llenas de cadáveres.

Y sin poderlo evitar a flor de piel me brotan los miles de exiliados y la nostalgia junto a la derrota, ya razón perdida de una república democrática bajo la bandera de la libertad. Pérdida de aquella España de la que ya advertía el inmenso poeta peruano, todo amor por esta y su gente, en su poema "A los niños de la República"  los versos de César Vallejo:

“Si cae —digo, es un decir— si cae

España, de la tierra para abajo,

niños ¡cómo vais a cesar de crecer!

¡cómo va a castigar el año al mes!

¡cómo van a quedarse en diez los dientes,

en palote el diptongo, la medalla en llanto!

¡Cómo va el corderillo a continuar

atado por la pata al gran tintero!

¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto”

Pero como pedirle a presidente orgulloso de ser el gran timonel de una nación grande  y de las más ricas, con cuatro millones de parados, que no pueden ni leer  el Marca, con salarios de hambre, de espalda a los refugiados que piden pan y cobijo. Pero, vamos a ver, si es necesario, interesante, yo diría, que hasta por decreto apoyar a este presidente dedicado íntegramente la política, nada de meterse en la minucia de lo económico, en saber cuánto gana el  vigilante de noche del garaje de la Moncloa, de aquí que después del sainete en su papel de testigo, se meta en saber cómo van a cuentas de la nación y el dinero público. Y copio un párrafo de Max Estrella cuyo creador del personaje fue su paisano Valle Inclán. Utilizar citas de este personaje literario y alborotador de siglo de luces por que como contribuyente y servidor ciudadano  señala este personaje creador de espejos cóncavos y esperpénticos ya clásicos: "Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta, Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas”

Luego, una vez a gusto del combatiente en la lucha por la verdad y  la entrega política a la patria, dejando los dineros para los cuadrilleros, cerremos esta crónica de la inocencia y el sainete con una frase del admirado Álvaro Cunqueiro. paisano del presidente: “Si no existieran hijos, yernos, hermanos y cuñados, cuántos disgustos se ahorrarían los jefes de gobierno”.

Francisco Vélez Nieto
Publicado en MUNDIARIO.

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