Ella.- No libaré estas mieles si me colmas,
aun que los secretos del corazón esclarezcas
segaré de ti las maravillas que me colman;
no verán más tus mañas desdeñosas.
Carne de sol y de estribillos en Luparias;
a la tarde tu querer se ha corrompido…
Dime fulgor, ¿es verdad que ya no amas...?
Él .- Ante tu imagen, mis más fieles sonetos.
Tu cariño dedicado no he corrompido.
Risa y dicha entre los vinos Báquicos…
Es de ti el más puro de mis manifiestos.
Estaré, estaré sobre las hojarascas;
De tus rosas en piel marchita de flor,
en contemplancia de tu realeza mayor...
El agua miel ha sucumbido…
¡Te sigo esperando enternecido…!
-Al ocaso, la enervación le ha dormido.
Leonardo Hernandez
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