viernes, 4 de agosto de 2017

ACERCA DEL PLAGIO Y SU DENUNCIA.


Hoy no escribiré un poema, sino una reflexión sobre, algo que se está haciendo cotidiano en los diferentes grupos poéticos de Facebook. Me refiero a un delito de robo, y el robo como tal, cualquiera que sea su definición u origen es un delito.
Aunque en los REGLAMENTOS de los grupos no se habla de este robo, nos quedamos atónitos al conocer la denuncia del robo de un trabajo intelectual, en nuestro caso los poemas, de algún poeta conocido.
El robo del trabajo intelectual, jurídicamente lo conocemos con el nombre de PLAGIO.
Los creadores y su equipo de administración, de los grupos en sus REGLAMENTOS, aunque no hablan del plagio, toman las medidas para expulsar a los plagiarios de sus membresías. Eso está muy bien.
Ahora bien, acusar a una persona de cometer el robo de ideas u obras, sin presentar pruebas, también es un delito conocido jurídicamente como DIFAMACIÓN.
La DIFAMACIÓN, hasta ahora, no tiene sanción en los grupos y creo eso es un proceder injusto. Los difamadores siguen gozando de las prerrogativas de ser personas respetables o de prestigio.
Para mi en particular, quienes difaman de un poeta, compañero de grupo o no, lo hace con conocimiento de causa que hace un daño al prestigio de ese poeta, y lo hace por ENVIDIA poniendo de manifiesto su incapacidad de llegar a la altura del artista difamado.
A través de mi REFLEXIÓN estoy exhortando a los creadores, fundadores y administradores de los grupos, a que aquellas personas miembros de los grupos que acusan de PLAGIO a un miembro sin presentar las pruebas convincentes también sean expulsados de los grupos donde plasmamos nuestros trabajos.
Generalmente se le (echa tierra) al asunto y el difamador queda impune. Si condenamos al plagiador, también debemos condenar al difamador pues tan malo es uno como el otro.

Roberto Batista Pargas. 

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