No hiciste nada para detenerme
y levanté vuelo hacia otros aires,
de tus labios ni siquiera un adiós,
tan sólo esa mirada silenciosa.
No quiero ser un reo encarcelado
entre altas murallas del desprecio,
porque el amor verdadero es libre
sin ataduras de tiempos ni excusas.
El cielo de los sueños es inmenso,
en el depósito las energías y el alma,
las alas de mi corazón son muy fuertes,
en vuelo audaz busco el equilibrio justo.
Miguel D. Gómez -Argentina-
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