domingo, 26 de marzo de 2017

A LOS OÍDOS DE CHERIEN DABIS


El corazón de mi niña es un instrumento delicado, Cherien,
de altísima precisión,
su ternura es la miel más pura que existe
porque es un ángel niño,
podría descuidarme de mi vecino, de mis primas de Menorca,
de quienes me atienden en la farmacia o la carnicería,
podría dejar que pasara el tiempo sin acordarme de ellos
y no ocurriría nada distinto
a que el viento mueva una cortina
o se escuche fuera un ladrido de perro
pero estar demasiado tiempo lejos de mi niña,
sin mimarla, sin decirle lo especial que es,
dejando que parezca que me he olvidado de ella
o permitirme la más mínima apariencia de frialdad
sería como si dejara de respirar porque no tengo
cometido más importante en la vida
que hacer que se sienta querida,
no se puede abandonar el cuidado de un corazón tan dulce
como abandonamos en la nevera el tetrabrik de la leche
porque sin infinito amor y adoración, le faltaría felicidad
a un ser que la merece toda.

LUIS RAFAEL GARCÍA LORENTE

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