A Tatiana Vinas.
Insaciables, mis besos,
por los tuyos. Insaciable,
mi cuerpo por tu cuerpo.
Como le llamo, a tu amor,
como le nombro, para que
siempre sea, para que
nunca muera.
Para esconderlo,
para siempre,
de la muerte.
La muerte,
que siempre acecha,
la muerte que siempre mira,
la muerte que siempre abraza,
la muerte, que siempre llama.
Aquí, aquí,
escóndete,
en mi corazón,
para que tengas vida,
mientras vida yo tenga.
Yo me esconderé,
en tu corazón,
negado, al alcance,
de la muerte,
mientras tu vida, tengas.
¿Como tú le llamaras
a mi amor? ¿A mi cuerpo?
¿A mis labios?
Yo tengo una sugerencia:
“insaciable”, llámalo así.
Insaciable de ti.
Insaciable de tu amor.
Insaciable, sediento,
de beber tu mirada.
Insaciable,
de comer tus labios,
con besos incandescentes.
Con mis labios,
que no les importa,
que tus labios, un día,
los besará la muerte, y será,
el último beso, para siempre.
Rafael Perez
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