Me hiciste señales combinando
lengua
y
labios,
párpados
y
ojos,
pezones
y
dedos.
Te clavé a la pared con mi mirada
y
fui hasta ti.
Acariciaste las palmas de mis manos
con las yemas de tus índices
dibujando círculos invisibles
que convirtieron mi piel
en manjar irresistible
para tus dedos,
para tus labios,
para tu lengua...
Juan C. Pavón -Nicaragua-
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