Mendigo en la forja de los condenados
por un poemario que nunca he escrito
porque yo no describo mis estados
y nunca he negado ser un proscrito
de este capítulo que estoy pagando.
Por ser hidalgo, estoy muriendo
en un verso que no he terminado
pero me han cedido ese derecho
por nacer en el huerto más desolado
de amores francos, sin sentimientos.
No siento el hierro en el costado,
me estoy desangrando... no lo lamento
solo disiento... porque te amo...
porque me marcho sin ese beso
de amor sincero que te he legado.
Me he conjurado con el infierno
por ese secreto que me has confesado
en el palacio de tus inviernos,
en los suelos de frío mármol
cuando he tocado tus sentimientos
y a la vez... los he sacrificado.
Y enojado, me he rendido
por el delito de mi pecado
estoy acabado y sin razocinio
ni el cariño del que me has privado,
porque... descarnado, ya no escribo
ni en tu retiro... ni entre tus labios.
Luis Maria Saiz Laso
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