Tal vez ya dejé detrás mi juventud,
quizás también perdí vigorosidad
y juergas increíbles;
quizás se quedaron otras muchas cosas en el camino,
pero a cambio tengo
el néctar azucarado de tus labios.
Se perdió mi infancia loca
con deseos inconfesables
de mi ardorosa juventud;
Perdí mis tierras del sur,
pero a cambio ahora tengo
el azúcar y el fuego de tus labios rojos.
Perdí el caminar libre por las montañas
quizás perdí mucho más, entre ríos y valles,
se quedaron mis amigos y mis padres,
pero tengo la rosa ensangrentada
de tus apetecibles labios...
Se quedó por los caminos
aquel quejido andaluz
regado con aceitunas y aromáticos vinos;
perdí la alegría de mi gente andaluza...
pero me queda para saborear
la sal caribeña de tus sabrosos labios...
Rafael Chacon Martel
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