lunes, 20 de febrero de 2017

ICARO


Toda la belleza del mundo,
todos los narcóticos
disolventes,
no ocultan
la pobre realidad
desgarrada
incontestable, demoledora
hiriente:
estoy vivo,
soy un ser herido,
pensante, sufriente.

Los ocasos, los besos,
las bicicletas y los patos,
los pasteles de queso
-con mermelada de fresa-
las medias sonrisas,
las caricias,
los sueños,
la vanidad inconsistente,
no son sillares fuertes
no levantan muros tan altos
que ciego e ignorante
me dejen:
estoy vivo
y consciente.

Contemplar el sol
lleva un peaje…

-¡Y no son “colchones de plumas” las rocas!

Desplumado y despierto
me precipito en el abismo:
en su fondo
me esperan
afilados rompientes.

Raúl Sánchez Alegría

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