Hay sueños que gritan,
que cortan como cuchillos.
Y sueños que caminan como
caballos jorobados.
Hay sueños que nunca terminan,
que nunca acaban por empezar.
Y sueños de alcobas
que alumbran entre las sombras.
Hay sueños en los que mujeres desnudas
vuelan hacia otros brazos.
Y sueños que entre la espesura de los días,
vislumbran el perfume de la desesperación.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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