PROCLAMA
Ya huérfano de todo
y entre los hombres
y las mujeres huérfano
en mi orfandad le canto
-¡oh Celestialidad de lo Celeste!-
a lo Celeste
y, lo Celeste, es mío
y yo soy de lo Celeste
parte esencial y eterna.
La fe lo puede todo
y mi fe es infinita en lo Celeste.
¿MURIÓ?
Murió invocando el nombre de su amada
y sonriéndole a la vida.
Murió creyendo que al morir
se volvería de nuevo
a encontrar con su amada.
Murió creyendo que nacería al morir.
¿Murió? No mueren los que aman.
Los que aman no mueren.
El amor está vivo
y siempre ha estado vivo
y estará vivo siempre.
No, nunca murió aquel hombre,
no podía morir, pues era el amor mismo.
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