martes, 7 de julio de 2015

DESCAMPADO MEDITAR


El mundo no acaba si un violín acaricia los ahogados acordes de tus remordimientos,
convirtiendo el descampado meditar en la irreversible fuerza que navega ojo avizor,
con la fuerza del viento que mueve las esquinas sin testigos ni vértigo.

El mundo no acaba si masticamos las cadenas de ojos verdes o negros qué mas da,
la prisión el demonio tus ojos,
la cortina de seda de tus dedos,
tu realidad,
tu deseo,
escondiendo los lamentos futuros e inmisericordes
y las olvidadas miradas a la espalda.

El mundo no acaba aunque mezclemos el ayer el hoy el mañana el ahora como enfermos de silencio,
y lejos de mí decir que llevo siglos muertos y que el silencio expurga sus espigas en las cunetas
en dónde la remansada agua de tus entrañas quiso que yo fuera un árbol caído.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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