martes, 20 de noviembre de 2012

BREVERÍAS


2741
En la nostalgia de tu ayer me acuno,
y me duermo contigo en el recuerdo.
Entre tantos olvidos, en ninguno
con fervor tan extático me pierdo.

En éste, siendo tuyo, que no mío,
aún la brisa me aporta la fragancia
de tu piel al desnudo, junto al río,
antes de sumergirte en la distancia.

No importa si no sabes de mi juego.
Encuentro es éste sin confín ni ruego.

2742
Renaces en mi entorno cada día,
aunque pienses tal vez que ya te has muerto;
y muerta estás a mí, mas yo aún te vivo.

La vida es el bajel que desafía
las olas de alta mar, mas ya en el puerto,
parece haber perdido su objetivo.

En mi orfandad, tu galeón rescato,
circunnavego el mundo, en mí cautivo,
y ni oyes mis campanas a rebato.

2743
La mañana te sabe de memoria.
Se filtra cada día en tu persiana,
y estudia los reveses y la gloria
que cada noche tuya pierde o gana.

Aunque te engañes a ti misma, intuye
dónde están la falacia y la verdad.
Y al ocaso, cuando ella se recluye,
apenas me confiesa la mitad.

Es mi amiga la luz, me cuenta cosas
que ruborizarían a las rosas.

2744
Desconozco los días, los lugares,
que llegaron a hacernos tal cual fuimos.
Si bien fueron testigos oculares,
los miramos, quizá, mas no los vimos.

Te contemplaba a ti, del todo ajeno
a minucias de fechas o andurriales.
Era bello el suceso, el tiempo ameno,
y era el amor en todos sus rituales.

2745
Cuando llamo tu nombre, queda un rastro,
no sé si de calor o de fragancia,
de luz o melodía.

Se me torna en columna de alabastro,
que puedes observar, en su elegancia,
desde tu inaccesible lejanía.

Tu nombre, que surgiendo de mi entraña,
es lo único de ti que me acompaña.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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