Y estaba llena de preguntas...
Y desnuda y expuesta me acosté sobre la piedra
para acallar mis miedos llenándome de miedo.
Y fui yo el respirar de niebla y quietud
de todos los muertos.
La piedra se alzó sobre una verde colina
y me puse de pie,
y sobre ella erguida,
aún mis plantas prendidas a la áspera aridez,
aún mis manos tendidas a la ríspida inconsistencia,
pude contemplar la tierra,
pude percibir su redondez y su llanura,
todo a la vez,
y en el páramo y en la espesura
todo se repetía,
todo se resumía,
y eran metales y hojas y larvas
oxidándose, degradándose, alimentándose
de las supuestas almas
con tanta avidez
que hubo en mí un vómito de palabras
perdiéndose
porque era ya inútil decirlas.
Volví a apoyar mi mejilla sobre la piedra.
Sentí el roce de su magra perpetuidad,
su coloratura agreste.
El cielo amenazaba llenarse de sol
y yo estaba tan triste.
Libro TRAMAS Y CONSTRUCCIONES de
ROSITA FASOLÍS
Publicado en la revista deliteraturayalgomas
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