Hoy en la tarde, a eso de las cinco
Se presentó en mi ventana un frío glacial
Sentí que la cordillera se había venido al patio
Y nos invadía con su manto frío e indiferente.
Por qué no se quedó lejos , distante y quieta
Como ha estado durante tantos meses
Quietecita
Como postal
Apareciendo sólo después de las escasas lluvias
Las escasas lluvias que mojan mi ciudad.
Mi ciudad se llama Santiago
Santiago de Chile
Es una ciudad donde ya no cabemos, como tantas
otras
Se derrumba en forma continua
Como si no hubiese dejado jamás de temblar
Tiene cierto desorden establecido
En algunas leyes que nadie conoce
Y todos manipulan a favor suyo…
En mi ciudad la gente ya no cree demasiado
Sale por las mañanas a ganarse el pan
Sin saber para qué va ni para dónde
Se paran todos amontonados en unos lugares
Llamados paraderos…
Están muchísimo rato ahí
Con la cordillera que los viene persiguiendo desde la
puerta
Desde la puerta de sus casas
Se suben en unas micros dificultosamente
Nadie sabe cómo es posible que éstas no se desarmen
Ni se hundan en el pavimento…
Adentro es imposible respirar, moverse o levantar el
dedo
A veces se pasan de largo
Han olvidado donde iban
O no se detuvo…
El que conduce va de mal humor
Detrás de un escaparate
Parece que también está en venta
Si alguien le pregunta algo
Sube el volumen
Y sigue cantando una interminable canción que nadie
escucha
Ni a nadie le importa.
Mi ciudad es hermosa a veces
Cuando se la mira sin ruido, sin voces, sin noticias…
Cuando sólo se la mira
Como quien mira a un niño dormido.
Mi ciudad es un punto insignificante
Dentro de un país larguísimo llamado Chile
Éste está desmembrado, partido
Dividido en diez
Como los mandamientos
Es muy curioso
Las personas del norte no imaginan siquiera que
existen los del sur
Y los del sur viven mirando el mar ,
Porque saben que de ahí vendrá la ola
Que los dejará al otro lado de la Patagonia.
Los del Centro miran para todos lados
Y no ven nada, pues están ciegos y sordos.
Los de los costados no existen
Pues mi país está tapiado por el Este
Y se cae al acantilado por el Oeste
Todos los días un poquito
Por eso
En los Atlas actuales es más delgadito
Que en los antiguos…
Chile se diluye
Y los del Centro no se dan cuenta
Éstos creen saber y conocer a los del Norte y Sur
Y se entretienen dictando leyes que no encajan
Ni con la soledad y sequía perpetua del Norte
Ni con el desorden de tierras partidas del Sur
Donde cada cual aprendió a nadar solo
Y van en pequeñas barcazas donde las comunicaciones
las trae en directo el viento
Ese que no para
Ese que grita , ese que hace que allá todo se mueva
Que nada esté quieto
Que sean todo ojos y oídos sus habitantes
Pues el que no está atento
Ya lo dije mil veces
Se lo lleva la mar embravecida.
Angustia de invierno
Angustia de frío
Angustia de una ciudad que se mueve por inercia
Angustia por la mentiras
Angustia porque aparezca alguna verdad
De la cual colgarse
Angustia por una ciudad que se oscurece
A las cinco de la tarde
Y cuyos habitantes no quieren esperar el amanecer,
Simplemente porque tienen frío
Y este frío no pasa
Y se pega a la cola del frío pasado
Del invierno pasado…
Pues este invierno se repite y parece el otro…
En mi ciudad las cosas no se resuelven…
Se tapan con la primavera y el verano…
Y re-aparecen en los inviernos….
Unos tras otros….las mismas cosas
Las mismas caras, los mismos gestos
Las mismas personas
Que nos dicen las mismas mentiras
Rogando al cielo que llegue luego la primavera…
Y el verano,
Para que la Angustia se vista de verde otra vez.
A
NGELINA ARMENDARIZ SALAMERO CHILE
Publicado en la revista Estrellas Poéticas 49
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