Mariposas de cálidos colores
trepan entre coronas de azucenas,
cinco primaveras de nácar
suben desnudas a tu cuerpo
y derraman su miel de margaritas
en tus jardines áridos.
Como una nave que zozobra
por los caminos de mi ser va tu mano;
encadenas mi sangre en un rodar de estrellas,
robas las rosas de mi alma;
tu boca se escabulle y en la mía
sorbe la luz del sol y la regala.
Un estertor de vidrio de colores
estremece mi intimidad
y allí te hundes;
llevo tu amor como regalo,
pintura de silencio entre mis huecos,
promesa de calor y de esperanzas.
Pálidos nardos de cristal
brotan entre mis huesos.
Soy una luna hueca en tu lecho,
soy miles de palomas asombradas
que alzan vuelo, se pierden
en las nubes que llora
tu esencia de varón sobre mi almohada.
María Itza (Argentina)
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