Gracias por estar en esos momentos; cuando, según yo con mis tonterías me sentía mal.
Quise estar para alguien, dar un poco de mí,
Sin pensar que ese alguien ya era feliz así.
Yo nunca tomé sus escritos, refranes, poesías o canciones; como acosos.
Siempre las aceptaba, las recibía con alborozo.
Las recibía alagada, con entusiasmo
como alguien que desea compartir...
A cualquier hora de la noche o día.
¡Que gracioso! ¿Por qué si yo hacía lo mismo?
¡Le molestaba! Era la injusticia en sí lo que yo no aceptaba. Eran las diferencias entre una cara bonita y una cara fea.
Algo que le agradaba,
a algo... que no le interesaba.
Lo peor es que yo perdía mi tiempo.
Y aún peor es, de que no era tan guapo.
Era sólo un hombre solitario,
A quién yo le seguía los pasos...
Sabiendo bien, que yo; con todo el amor del mundo,
Nunca lo rescataría de su propio fango.
Martha Sonia Reyes
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