Por un andén en soledad del metro avanza ella cantando. Él desearía descifrar lo que canta, cantar a dúo. La observa desde el andén de enfrente: tan joven, con un moño grande y unos zapatos ridículos en azul metálico. Ella posee, sí, esa canción que desborda, y, quizás, atesora ilusiones. Si algo necesita uno son ilusiones, piensa él y se rasca la barba. Las ilusiones parecieran palpitar en otras estaciones. Tampoco es que vayan a llegar en el tren. Él intenta cantar, una letra que recuerda, con el mismo desparpajo que ella; cantarla con la voz de entonar que ha olvidado. Por más esfuerzos no encuentra más que su mutismo, y, finalmente, desde lo que ha desterrado adentro, halla un estertor
Del libro Bla, bla, bla, bla, bla sobre el amor de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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