Hay quién no olvida las puertas que se pueden abrir y quién reza a la virgen de la soledad y la pasión como si no hubiera un mañana.
Hay quién tiene cuerpo de gigante,
y curvas que no acaban nunca.
Hay personas que florecen escondidas
y alcobas en donde el amor se olvida.
Hay personas que son luz
y que protegen del frío viento
cuando la noche se esconde.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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