Hay amores de 8 semanas que duran toda la vida...
Te presentía y ya te amaba.
Tardé un tiempo en entender que estabas ahí,
justo a la vuelta de la esquina de Enero
pero sé que ya no te irás nunca,
aunque no hayas podido llegar.
Tendré que acostumbrarme a mi vientre vacío
sin tu eco,
y tú a perder el vaivén de mis caderas
que te servía de nana ahí dentro.
Eras mi pequeña semilla de amapola,
mi pequeña alma alborotada,
mi ilusión nueva,
mi futuro de esperanza,
mi pequeña luz interior...
Eras todo, sin aún ser nada,
eras mi primer pensamiento de la mañana.
Mi sensación de estar haciendo algo bonito,
un amor eterno,
eras el bebé de mi niño
y él, te besaba por dentro.
MAR MARCHANTE ORTEGA
Publicado en el blog las metáforas del mar
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