Intentas devastar lentamente tu tristeza,
ocultar bajo la almohada todos los temblores.
En el espejo se refleja tu figura
y te hundes en un mar de crispaciones.
Quieres vivir sus crisantemos,
sentir en tus yemas sus cabellos,
su corazón de centauro beber en un suspiro,
tener entre tus manos
su palpitar de venado en agonía.
Y mirar por la ventana
como las grullas ululan en la bruma
y los cenzontles gorjean en contubernio con el día.
No, no eres la dueña de todos los conjuros.
Del libro Fridamariposa de
MARÍA ELENA SOLÓRZANO -México-
Publicado en Editorial Alabrijes
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