Me siento esperando
las horas
Entre el café y el verbo.
Y en medio de la espera,
Un poema se me posa sobre
la cucharilla de metal
En forma de mariposa transparente.
Y yo quisiera...
Tocar el poema con los dedos.
Pero mis dedos se vuelven,
arañas caníbales del tiempo.
Y entre tanto,
La poesía se escapa volando
atravesando la pared del sueño.
El café de repente
se convierte en un pozo negro
donde se ahogan mis bohemias soledades.
Y aquella mesa de mármol,
se vuelve blanda arcilla bajo mis manos.
El verbo se hizo herida abierta en mi frente.
Y yo...
Me desangré de soledades que se volvieron,
tinta viva de mi silencio.
Debora Pol
No hay comentarios:
Publicar un comentario